martes, 17 de marzo de 2015

BIOGRAFIA IVAN ILLICH

Ivan Illich




(Viena4 de septiembre de 1926 - Bremen2 de diciembre de 2002) fue un pensador austríaco polifacético y polémico, clasificado como anarquista, autor de una serie de críticas a las instituciones clave del progreso en la cultura moderna. Criticó la educación escolar, la medicina profesional y de patente, el trabajo ajeno y no creador, y el consumo voraz de energía necesaria para el desarrollo económico como una negación de la equidad y la justicia social, entre otros muchos temas.

Su esplendor surgió al conocerse sus primeras publicaciones en los años 70, para caer luego en un ciclo de reinterés y aparente olvido, pues su lectura están ligadas al surgimiento de diversos movimientos sociales (ambientalistas, equidad, minorías).

En una familia con antecedentes judíosdálmatas y católicos. Al nacer, los médicos le desahuciaron, pero a pesar de estos pronósticos adversos el recién nacido iniciaría su vida de viajero pues ese mismo año viajaba a Dalmacia a recibir la bendición que su abuelo tenía reservada para el primogénito de su hijo.

Entre 1936 y 1941 vivió principalmente en Viena con su abuelo materno; era considerado entonces como medio judío. En 1941 tuvo que huir a Italia porque ya se le consideraba simplemente judío. Estudió histología y se graduó con honores en cristalografía en la Universidad de Florencia.

Entre 1942 y 1946 estudió y se graduó con los más altos honores en teología y filosofía en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma. Fue ordenado sacerdote, y no aceptó un ofrecimiento de trabajo como diplomático del Vaticano, sino que prefirió trabajar como párroco asistente en Nueva York.

En 1956 fue nombrado vicerrector de la Universidad Católica de Puerto Rico y en 1961 fundó el Centro Intercultural de Documentación (CIDOC) en CuernavacaMéxico, un centro de investigación que impartía cursos de lengua y cultura hispanoamericana a los misioneros norteamericanos.

Illich solicitó y obtuvo una dispensa para el ejercicio sacerdotal a finales de los años 60.

Tras diez años de fecundísima labor, las publicaciones e ideas emanadas del CIDOC le enfrentaron con el Vaticano, y en 1976 el centro se cerró con el consentimiento de quienes allí laboraban y el acuerdo para distribuir equitativamente el producto de su liquidación. Algunos de ellos establecieron escuelas de idiomas en Cuernavaca, y dieron inicio así a un importante fenómeno económico cultural.

A partir de los años 80, Illich viajó intensamente, y repartió su tiempo entre los Estados Unidos de América, México y Alemania. Hizo una estancia como profesor visitante de filosofía y de "Ciencia, tecnología y sociedad" en la Universidad Estatal de Pensilvania, e impartió seminarios y encuentros en la Universidad de Brema. Durante los últimos veinte años de su vida sufrió un proceso cancerígeno de tumores en la cara que, en congruencia con su crítica a la medicina institucionalizada, se negó a tratar con métodos "profesionales". Practicó en cambio técnicas terapéuticas de meditación y yoga. Los últimos años fumó opio, para hacer frente al tremendo dolor causado por el tumor. En una fase inicial de diagnóstico le dieron una esperanza de vida de apenas algunos meses, pero llegó a sobrevivir casi veinte años más, y se hizo cargo él mismo de su enfermedad, en una relación de serena y estoica "convivencialidad".

LA SOCIEDAD DESESCOLARIZADA

Su libro más aclamado fue La sociedad desescolarizada (1971), una crítica a la educación tal y como se lleva a cabo en las economías "modernas", pues considera que la educación tal y como se vive en ellas, se reduce al consumismo, forzando a los aprendices a cursar un currículo obligatorio. De igual manera, afirma que el sistema escolar vive en la ilusión de que "la mayoría de lo que se aprende es resultado de la enseñanza", sin embargo, al igual que McLuhan, sostiene que en su mayoría, los aprendizajes se obtienen de manera casual y principalmente, fuera de la escuela, incluso pone como ejemplo el aprendizaje de lenguas: "La mayoría de las personas que aprenden bien otra lengua lo logran a causa de circunstancias especiales y no de aprendizaje secuencial", por lo tanto, confirma que "Si las escuelas son el lugar equivocado para aprender una habilidad, son el lugar aún más equivocado para obtener educación". Lleno de observaciones críticas sobre los planes de estudios de su tiempo, el libro puede parecer desfasado, pero sus afirmaciones y propuestas básicas siguen siendo tan radicales hoy como lo fueron en su momento.

A través de ejemplos reales sobre la naturaleza ineficaz de la educación escolarizada como el anterior, Illich se mostraba favorable al autoaprendizaje, apoyado en relaciones sociales libremente intencionadas en encuentros y conversaciones fluidas e informales:

La educación universal por medio de la escolarización no es factible. No sería más factible si se la intentara mediante instituciones alternativas construidas según el estilo de las escuelas actuales. Ni unas nuevas actitudes de los maestros hacia sus alumnos, ni la proliferación de nuevas herramientas y métodos físicos o mentales (en el aula o en el dormitorio), ni, finalmente, el intento de ampliar la responsabilidad del pedagogo hasta que englobe las vidas completas de sus alumnos, dará por resultado la educación universal. La búsqueda actual de nuevos embudos educacionales debe revertirse hacia la búsqueda de su antípoda institucional: tramas educacionales que aumenten la oportunidad para que cada cual transforme cada momento de su vida en un momento de aprendizaje, de compartir, de interesarse. Confiamos en estar aportando conceptos necesarios para aquellos que realizan tales investigaciones a grandes rasgos sobre la educación --y asimismo para aquellos que buscan alternativas para otras industrias de servicio establecidas. Las últimas frases dejan claro lo que el título sugiere: que la institucionalización de la educación marca una tendencia hacia la institucionalización de la sociedad, y por el contrario las ideas de des-institucionalización de la educación podrían ser un punto de partida hacia la des-institucionalización de la sociedad. Y ahí es donde la radicalidad de sus ideas queda clara. Como pensador holístico, con una inteligencia formidable y una erudición cultural amplísima, Illich siempre planteó sus análisis en los términos más amplios posibles, pero precisos y certeros en sus críticas.

OBRAS DESTACADAS

         Energía y equidad

         Némesis médica: la expropiación de la salud

         La convivencialidad .

         El H2O y las aguas del olvido

         El género vernáculo

         Un mundo sin escuelas.
MAPAS



BIOGRAFIA CREATIVA


 ANEXO









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